16-24 La restauración de ese pueblo, que es típica de nuestra redención por parte de Cristo, muestra que el objetivo de nuestra salvación es la gloria de Dios. El pecado de un pueblo contamina su tierra; lo hace abominable para Dios e incómodo para ellos mismos. El santo nombre de Dios es su gran nombre; su santidad es su grandeza, y ninguna otra cosa hace que un hombre sea realmente grande.

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