25-38 El agua es un emblema de la limpieza de nuestras almas contaminadas del pecado. Pero no hay agua que pueda hacer más que quitar la suciedad de la carne. El agua parece en general el signo sacramental de las influencias santificadoras del Espíritu Santo; Sin embargo, esto siempre está conectado con la sangre expiatoria de Cristo. Cuando lo último se aplica por fe a la conciencia, para limpiarlo de las malas obras, lo primero siempre se aplica a los poderes del alma, para purificarlo de la contaminación del pecado. Todos los que tienen un interés en el nuevo pacto, tienen un nuevo corazón y un nuevo espíritu, a fin de caminar en la novedad de la vida. Dios daría un corazón de carne, un corazón suave y tierno, cumpliendo con su santa voluntad. La gracia renovadora funciona como un gran cambio en el alma, como convertir una piedra muerta en carne viva. Dios pondrá su Espíritu dentro, como Maestro, Guía y Santificador. La promesa de la gracia de Dios de cumplir con nuestro deber, debe acelerar nuestro cuidado constante y esforzarnos por cumplir con nuestro deber. Estas son promesas que deben cumplir y se cumplirán con todos los verdaderos creyentes de todas las épocas.

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