42-50  Esteban reprende a los judíos por la idolatría de sus padres, a la que Dios los entregó como castigo por su temprano abandono. No fue una deshonra, sino un honor para Dios, que el tabernáculo diera paso al templo; así es ahora, que el templo terrenal da paso al espiritual; y así será cuando, al final, el espiritual dé paso al eterno. El mundo entero es el templo de Dios, en el que él está presente en todas partes, y lo llena de su gloria; ¿qué motivo tiene entonces para manifestarse en un templo? Y estas cosas muestran su eterno poder y divinidad. Pero así como el cielo es su trono, y la tierra el estrado de sus pies, ninguno de nuestros servicios puede beneficiar al que hizo todas las cosas. Después de la naturaleza humana de Cristo, el corazón quebrantado y espiritual es su templo más valioso.

 

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