4-12 Los hombres de Gedeón se desmayaron, pero persiguieron; fatigados con lo que habían hecho, pero ansiosos por hacer más contra sus enemigos. Muchas veces es el caso del verdadero cristiano, desmayándose y aún persiguiendo. El mundo sabe muy poco de la lucha perseverante y exitosa que el verdadero creyente mantiene con su corazón pecaminoso. Pero él se entrega a esa fuerza Divina, en la fe de la cual comenzó su conflicto, y solo por el suministro de la cual puede terminarlo triunfante.

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