1-5 Las ofrendas de paz consideraban a Dios como el dador de todas las cosas buenas. Estos se dividieron entre el altar, el sacerdote y el dueño. Fueron llamados ofrenda de paz, porque en ellos Dios y su pueblo hicieron, por así decirlo, un festín juntos, en señal de amistad. Las ofrendas de paz se ofrecieron a modo de súplica. Si un hombre buscara alguna misericordia, agregaría una ofrenda de paz a su oración por ella. Cristo es nuestra paz, nuestra ofrenda de paz; porque solo a través de él es que podemos obtener una respuesta de paz a nuestras oraciones. O bien, la ofrenda de paz se ofreció a modo de acción de gracias por alguna misericordia recibida. Debemos ofrecer a Dios el sacrificio de alabanza continuamente, por Cristo nuestra paz; y entonces esto complacerá al Señor mejor que un buey o un becerro.

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