28-40 Cristo tiene dominio sobre todas las criaturas, y puede usarlas como le plazca. Tiene el corazón de todos los hombres bajo su mirada y en su mano. Los triunfos de Cristo y las alegres alabanzas de sus discípulos irritan a los orgullosos fariseos, que son enemigos de él y de su reino. Pero Cristo, así como desprecia el desprecio de los orgullosos, acepta las alabanzas de los humildes. Los fariseos quisieran acallar las alabanzas de Cristo, pero no pueden; porque así como Dios puede hacer surgir hijos de las piedras a Abraham, y volver a sí el corazón de piedra, así puede hacer surgir alabanzas de la boca de los niños. Y cuáles serán los sentimientos de los hombres cuando el Señor vuelva en gloria a juzgar al mundo.

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