44-49 Tenemos aquí la muerte de Cristo magnificada por las maravillas que la asistieron, y su muerte explicada por las palabras con las que exhaló su alma. Estaba dispuesto a ofrecerse a sí mismo. Procuremos glorificar a Dios mediante el verdadero arrepentimiento y la conversión; protestando contra los que crucifican al Salvador; por una vida sobria, justa y piadosa; y empleando nuestros talentos al servicio de Aquel que murió por nosotros y resucitó.

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