6-12 Herodes había oído hablar mucho de Jesús en Galilea, y por curiosidad anhelaba verlo. Al mendigo más pobre que pidió un milagro para aliviar su necesidad, nunca se le negó; pero a este príncipe orgulloso, que pidió un milagro sólo para satisfacer su curiosidad, se le negó. Podía haber visto a Cristo y sus obras maravillosas en Galilea, y no quiso, por lo que se dice justamente: Ahora las quiere ver, y no las verá. Herodes envió a Cristo de nuevo a Pilato: las amistades de los hombres malvados se forman a menudo por la unión en la maldad. En poco coinciden, salvo en la enemistad con Dios y el desprecio a Cristo.

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