11-22 ¿Por qué la ley hizo que un cadáver fuera algo contaminante? Porque la muerte es la paga del pecado, que entró en el mundo por él y reina por el poder del mismo. La ley no podía conquistar la muerte, ni abolirla, como lo hace el evangelio, sacando a la luz la vida y la inmortalidad, e introduciendo así una mejor esperanza. Como las cenizas de la novilla significaban el mérito de Cristo, el agua corriente significaba el poder y la gracia del Espíritu bendito, que se compara con los ríos de agua viva; y es por su obra que la justicia de Cristo se aplica a nosotros para nuestra limpieza. Quienes se prometen beneficiarse de la justicia de Cristo, mientras no se someten a la gracia e influencia del Espíritu Santo, se engañan a sí mismos; no podemos ser purificados por las cenizas, salvo en el agua corriente. ¿Qué utilidad podría tener en estos nombramientos, si no se refieren a las doctrinas relativas al sacrificio de Cristo? Pero comparándolos con el Nuevo Testamento, el conocimiento que se debe obtener de ellos es evidente. El verdadero estado del hombre caído se muestra en estas instituciones. Aquí aprendemos la naturaleza contaminante del pecado, y se nos advierte que eviten las malas comunicaciones.

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