13-20 No hay joyas preciosas o tesoros terrenales que sean dignos de ser comparados con la verdadera sabiduría, ya se consideren las preocupaciones del tiempo o la eternidad. Debemos hacer de la sabiduría nuestro negocio; debemos aventurarnos todos en ello y estar dispuestos a separarnos de todo por ello. Esta Sabiduría es el Señor Jesucristo y su salvación, buscada y obtenida por la fe y la oración. Si no fuera por la incredulidad, la pecaminosidad restante y el descuido, deberíamos encontrar todos nuestros caminos agradables y nuestros caminos en paz, porque así son los de él; pero con demasiada frecuencia nos apartamos de ellos, para nuestro propio dolor y pena. Cristo es esa Sabiduría, por quien los mundos fueron creados, y todavía están en existencia; felices son aquellos para quienes está hecho de la sabiduría de Dios. Tiene medios para cumplir todas sus promesas.

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