6-11 La diligencia en los negocios es la sabiduría y el deber de todo hombre; no tanto para que pueda alcanzar la riqueza mundana, como para que no sea una carga para los demás o un escándalo para la iglesia. Las hormigas son más diligentes que los hombres perezosos. Podemos aprender sabiduría de los insectos más malos, y ser avergonzados por ellos. Los hábitos de indolencia e indulgencia crecen en las personas. Así la vida se desperdicia; y la pobreza, aunque al principio a distancia, se acerca gradualmente, como un viajero; y cuando llega, es como un hombre armado, demasiado fuerte para resistirse. Todo esto puede aplicarse a las preocupaciones de nuestras almas. ¡Cuántos aman su sueño de pecado y sus sueños de felicidad mundana! ¿No buscaremos despertar tal? ¿No daremos diligencia para asegurar nuestra propia salvación?

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