5-13 Nos quejamos, y justamente, de la falta de sinceridad, y de que apenas hay amistad verdadera entre los hombres; Pero los días anteriores no fueron mejores. Uno en particular, en quien David había depositado una gran confianza, participó con sus enemigos. Y no pensemos que es extraño, si recibimos el mal de aquellos que suponemos que somos amigos. ¿No hemos roto nosotros nuestras palabras hacia Dios? Comemos de su pan todos los días, pero levantamos el talón contra él. Pero aunque no nos deleitemos en la caída de nuestros enemigos, sí nos complace hacer vanos sus diseños. Cuando podemos discernir el favor del Señor en cualquier misericordia, personal o pública, eso lo duplica. Si la gracia de Dios no nos cuidó constantemente, no deberíamos ser sostenidos. Pero déjanos, mientras estamos en la tierra, un sincero asentimiento a esas alabanzas que los redimidos en la tierra y en el cielo rinden a su Dios y Salvador

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad