10-13 Debemos esperar y orar por ese tiempo, cuando Cristo reinará en justicia sobre todas las naciones. Él gobernará en los corazones de los hombres, por el poder de la verdad y el Espíritu de justicia. Su venida se acerca; Este Rey, este Juez está delante de la puerta, pero aún no ha venido. El Señor aceptará las alabanzas de todos los que buscan promover el reino de Cristo. El mar no puede sino rugir, y cómo los árboles del bosque pueden demostrar que se alegran, no lo sabemos; pero el que busca en el corazón sabe lo que es la mente del Espíritu y entiende las palabras, el lenguaje quebrantado de los más débiles. Cristo vendrá a juzgar la tierra, a vengarse de sus enemigos y a cumplir sus mayores promesas a su pueblo. ¿Qué somos entonces? ¿Sería bienvenido ese día? Si este no es nuestro caso, comencemos a prepararnos para encontrarnos con nuestro Dios, buscando el perdón de nuestros pecados y la renovación de nuestras almas a la santidad.

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