Apedreándolo - Como el autor de sus miserias, viniendo a Siclag al principio, provocando a los amalecitas a esta crueldad, y por su atrevimiento al marcharse con Aquis, dejando a sus esposas e hijos sin vigilancia. Se animó a sí mismo, es decir, en que el Señor omnisciente y todopoderoso era su Dios por pacto y promesa especial y afecto paternal, como se había mostrado en todo el curso de su providencia para con él. Es deber de todo hombre bueno, pase lo que pase, animarse en el Señor su Dios, asegurándose a sí mismo de que Él puede sacar y sacará la luz de las tinieblas.

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