Él revivió, milagro que Dios obró para honrar a ese gran profeta, y para que mediante este sello pudiera confirmar su doctrina, para fortalecer la fe de Joás y de los israelitas, en esta promesa de su éxito contra los sirios; y en medio de todas sus calamidades para consolar a los israelitas que eran seguidores de Eliseo, con la esperanza de la vida eterna, de la cual esto era una promesa manifiesta, y para despertar al resto de ese pueblo al debido cuidado y preparación para ello.

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