Aclare - Observemos todos estas tres reglas: Que nuestros corazones se llenen de la palabra de Dios. Guarden estas palabras en sus corazones, como en un almacén, para usarlas en todas las ocasiones. Fijemos nuestros ojos en la palabra de Dios: átalos como señal en tu mano, que está siempre a la vista, y como frontales entre tus ojos, que no puedes evitar ver. Empleemos nuestras lenguas acerca de la palabra de Dios, especialmente con nuestros hijos, a quienes se les debe enseñar esto, ya que es mucho más necesario que las reglas de la decencia o el llamamiento por el que deben vivir.

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