Ponga estas mis palabras. Observemos todos estas tres reglas: 1º, Que nuestros corazones se llenen de la palabra de Dios; dejar que habitan en nosotros abundantemente en toda sabiduría , ( Colosenses 3:16 ), y ser guardada dentro de nosotros como en una casa del almacén, para ser utilizado en todas las ocasiones. 2d, Que nuestros ojos estén fijos en ella: Ata estas palabras como una señal en tu mano que siempre está a la vista; y como frontales entre tus ojos que no puedes evitar ver. 3d, Empleemos nuestras lenguas acerca de la palabra de Dios, especialmente con nuestros hijos, a quienes se les debe enseñar esto, ya que es mucho más necesario que las reglas de la decencia, cualquier rama del saber humano o el llamamiento por el que deben vivir.

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