No temas, es decir, no pienses que este trueno y fuego está diseñado para consumirte. No; tenía la intención de probarlos, de probar cómo les podría gustar tratar con Dios de inmediato, sin un mediador, y así convencerlos de lo admirablemente bien que Dios había elegido para ellos al poner a Moisés en ese cargo. Desde que Adán huyó al escuchar la voz de Dios en el jardín, el hombre pecador no pudo soportar hablar con Dios ni escucharlo de inmediato.

Para mantenerlos en su deber y evitar que pequen contra Dios. No debemos temer con asombro; pero siempre debemos tener en nuestra mente una reverencia a la majestad de Dios, un temor a su disgusto y una consideración obediente a su autoridad soberana.

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