Y todo el pueblo vio los truenos y relámpagos, el ruido de la trompeta y el humo del monte. La impresión se hizo en todos los sentidos, pero el de la vista estuvo involucrado principalmente. La manifestación de la majestad de Dios fue tan poderosa que produjo no solo un sano temor del gran Jehová, sino también un terror extremo. Y cuando la gente lo vio, se retiraron, se alejaron de las cercanías de la montaña y se mantuvieron lejos.

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