Y quitaré mi mano, hablando como hombres. Y verás mis espaldas - las partes - El rostro en el hombre es el asiento de la majestad, y los hombres son conocidos por sus rostros, en ellos tenemos una vista completa de los hombres; Esa vista de Dios tal vez no la tenga Moisés, pero la vista que tenemos nosotros de un hombre que ha pasado junto a nosotros, de modo que solo vemos su espalda. Ahora a Moisés solo se le permitió ver esto, pero cuando fue testigo de la transfiguración de Cristo, vio su rostro brillar como el sol.

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