Esta fuente significaba la provisión que se hace en el evangelio para limpiar nuestras almas de la contaminación del pecado por el mérito de Cristo, a fin de que seamos aptos para servir al Dios santo en deberes santos. Aquí se dice que está hecho con los espejos de las mujeres que se reunieron a la puerta del tabernáculo. Parecería que estas mujeres eran eminentes por su devoción, asistiendo más constantemente al lugar de culto público que otros, y aquí se toma nota de ello para su honor.

Estos espejos eran del latón más fino, bruñido para tal fin. En la fuente, o se unieron ingeniosamente, o se fundieron y volvieron a fundir; pero es probable que la fuente estuviera tan brillantemente bruñida que sus lados todavía sirvieran de espejos, para que los sacerdotes cuando vinieran a lavarse pudieran verles la cara y así descubrir las manchas para lavarlas.

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