Este es el dedo de Dios, el poder de Dios. Los agentes del diablo, cuando Dios lo permitía, podían hacer grandes cosas; pero cuando les impuso un embargo, no pudieron hacer nada. La incapacidad de los magos en este caso mostró de dónde tenían su habilidad en los casos anteriores, y que no tenían poder contra Moisés sino lo que les fue dado desde arriba. Pero el corazón de Faraón se endureció por sí mismo y por el diablo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad