Aunque ahora era muy joven, alrededor de los diecisiete años, sin embargo era piadoso y devoto, y esto lo capacitó para los descubrimientos de la gracia de Dios hacia él. José tenía muchos problemas por delante y, por lo tanto, Dios le dio en el momento oportuno esta perspectiva de su avance, para apoyarlo y consolarlo.

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