Edad completa: en una edad madura y anciana, pero vigorosa, como la palabra implica. Es una gran bendición vivir hasta la mayoría de edad y no tener que acortar el número de nuestros años. Mucho más, estar dispuesto a morir, a venir alegremente a la tumba: y morir en el momento oportuno, justo en la cama, en el momento en que nuestras almas estén maduras para Dios.

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