Escuchado - Como personas despreocupadas y resueltas, no fueron ni enviaron allá: en parte por su propio orgullo y terquedad; en parte porque, como no querían entregar a ninguno de sus hermanos a la justicia, suponían que las otras tribus nunca procederían a la guerra contra ellos; y en parte, de un enamoramiento divino que endureció a esa tribu malvada hasta su propia destrucción. Cuéntanos - Hablan con el levita, su criado y su anfitrión, quienes sin duda estuvieron presentes en esta ocasión.

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