Epístola de Policarpo a los Filipenses

como ha dicho el Señor: "El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil"[47].

Tratado de Cipriano IV Sobre el Padrenuestro

Pero cuando pedimos que no caigamos en tentación, se nos recuerda nuestra debilidad y debilidad al pedir así, que nadie se jacte insolentemente, que nadie presuma algo para sí con orgullo y arrogancia, que nadie tome para sí la gloria o de la confesión o del sufrimiento como propio, cuando el mismo Señor, enseñando humildad, dijo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil"[72].

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