El reino de Dios vino con poder Hechos dos

El Señor Jesús había prometido: "De cierto os digo, que habrá algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder". ( Marco 9:1 ) El capítulo dos de Hechos proporciona un registro del reino de Dios o la iglesia que viene con poder.

El día de Pentecostés que siguió a la resurrección de nuestro Señor, los discípulos estaban reunidos y esperando en Jerusalén que se cumpliera la promesa del Padre. Según Isaías, la palabra del Señor debía salir de Jerusalén. Muchos pueblos irán y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos enseñará en sus caminos, y andaremos en sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”. ( Isaías 2:3 )

En ese día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles con un sonido como de un viento recio que soplaba. Se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego. A los apóstoles se les dio poder para hablar en idiomas que nunca habían estudiado. Esto fue para que pudieran predicar a los judíos de todas las naciones en su propio idioma. Las reacciones fueron muy diferentes a lo que sucedió en Pentecostés: (1) algunas personas dijeron que los apóstoles estaban borrachos. (2) Algunas personas se asombraron al escuchar a los apóstoles declarar las maravillosas obras de Dios. (3) Los apóstoles estaban seguros de que esto era un cumplimiento de lo que habían dicho los profetas.

Los apóstoles usaron los eventos de Pentecostés para predicar a Jesús a estas personas. El sermón de Pedro tenía tres puntos: (1) habló de cómo Jesús cumplió la profecía, (2) habló del gran ministerio milagroso de Jesús, y (3) habló de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Este sermón alarmó y convenció a muchos de los que lo escucharon.

El pueblo preguntó qué debían hacer. Se les dijo que se arrepintieran y fueran bautizados en el nombre de Jesús, para la remisión de los pecados. El don del Espíritu Santo fue prometido a los que obedecen. Unas 3.000 personas recibieron con alegría la palabra y se bautizaron. Estas personas salvas fueron añadidas a la iglesia. Los de la iglesia disfrutaron de un maravilloso compañerismo.

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