no lo juzgues.

Al declarar que no juzga a los que oyen sus palabras y no creen, no es inconsistente. En el día del juicio se sentará en el trono, no para condenar al mundo que vino a salvar. Siempre será salvo o condenado. Las palabras que dejó en él como su voluntad decidirán el destino de cada hombre. "El que me rechaza... la palabra que he hablado, ése lo juzgará en el día postrero".

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Nuevo Testamento