Recoge los fragmentos que quedan.

Dios no permite el despilfarro. La naturaleza no desperdicia nada, ni una onza de materia. Es el desperdicio del hombre lo que causa la necesidad. Hay suficiente comida para todos. El desperdicio de nuestra nación es espantoso: $800,000,000 por año en licor; $50,000,000 en tabaco, además de todas las extravagancias de la vida. Cristo nos ordena salvar; guardar los fragmentos. Es desperdiciando los fragmentos que ocurren los grandes desperdicios.

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