Ver 5. Tomás le dijo: Señor, no sabemos a dónde vas; y ¿cómo podemos saber el camino? 6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. 7. Si me hubierais conocido, también habríais conocido a mi Padre; y desde ahora lo conocéis, y lo habéis visto.

CHRYS. Si los judíos, que querían separarse de Cristo, preguntaban adónde iba, mucho más los discípulos, que querían no separarse nunca de Él, se preocuparían por saberlo. Así que con mucho amor, y al mismo tiempo temor, proceden a preguntar: Tomás le dijo: Señor, no sabemos a dónde vas; y ¿cómo podemos saber el camino?

AGO. Nuestro Señor había dicho que conocían a ambos, Tomás dice que no conocían a ninguno. Nuestro Señor no puede mentir; no sabían que sabían. Nuestro Señor prueba que sí: Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida.

AGO. Como dijo, Yo soy el camino por el cual iréis; Yo soy la verdad, adonde irías; Yo soy la vida, en la cual morarías. La verdad y la vida cada uno comprende; pero no todos han encontrado el camino. Incluso los filósofos del mundo han visto que Dios es la vida eterna, la verdad que es el fin de todo conocimiento.

Y la Palabra de Dios, que es verdad y vida con el Padre, al asumir la naturaleza humana, se hace camino. Camina por el Hombre, y llegarás a Dios. Porque es mejor cojear por el camino correcto, que andar con tanto vigor por el mal.

HILARIO. Porque Aquel que es el camino no nos lleva por caminos torcidos fuera del camino; ni El que es la verdad nos engaña con falsedades; El que es la vida no nos deja en las tinieblas de la muerte.

TEOFILO. Cuando te dedicas a lo práctico, Él se abre camino; cuando en la contemplativa, Él se hace vuestra verdad. Y al activo y al contemplativo se une la vida: porque debemos actuar y contemplar con referencia al mundo venidero.

AGO. Conocían entonces el camino, porque sabían que Él era el camino. Pero ¿qué hay que añadir, la verdad, y la vida? Porque aún no se les había dicho adónde iba. Fue a la verdad; Se fue a la vida. Fue entonces a Sí mismo, por Sí mismo. ¿Pero te dejaste a ti mismo, oh Señor, para venir a nosotros? Sé que tomaste sobre ti forma de siervo; por la carne viniste, quedando donde estabas; por eso te volviste, quedándote donde habías venido.

En esto, pues, viniste y volviste; en esto fuiste camino, no sólo para nosotros, para venir a ti, sino también para Ti mismo, para venir y volver de nuevo. Y cuando fuiste a la vida, que eres Tú mismo, resucitaste esa misma carne Tuya de la muerte a la vida.

Cristo, pues, pasó a la vida, cuando su carne resucitó de la muerte a la vida. Y como la Palabra es vida, Cristo fue a Sí mismo; Cristo siendo ambos, en una sola persona, es decir, Verbo-carne. De nuevo, Dios vino a los hombres por la carne, la verdad a los mentirosos; porque Dios es veraz, pero todo hombre mentiroso. Entonces, cuando se apartó de los hombres, y elevó su carne a un lugar en el que no hay mentiroso, el mismo Cristo, por el camino, por el cual Él, siendo la Palabra, se hizo carne, por sí mismo, es decir, por su carne, por el mismo volvió a la Verdad, que es Él mismo, verdad que, incluso entre los mentirosos, mantuvo hasta la muerte.

He aquí, yo mismo, si os hago entender lo que digo, en cierto sentido voy a vosotros, aunque no me aparte de mí mismo. Y cuando dejo de hablar, vuelvo a mí mismo, pero me quedo con vosotros, si os acordáis de lo que habéis oído. Si la imagen que Dios ha hecho puede hacer esto, ¿cuánto más la Imagen que Dios ha engendrado? Así va Él por Sí mismo, a Sí mismo y al Padre, y nosotros por Él, a Él y al Padre.

CHRYS. Porque si Él dice que me tenéis por guía hacia el Padre, ciertamente vendréis a Él. Ni llamarte venir por ningún otro medio. Si antes había dicho: Nadie puede venir a Mí, si el Padre no lo atrae, ahora dice: Nadie viene al Padre sino por Mí, igualándose así al Padre. Las siguientes palabras explican, Adónde voy tú lo sabes, y la forma en que lo sabes.

Si me hubierais conocido, dice, también habríais conocido a mi Padre; es decir, si hubierais conocido Mi sustancia y dignidad, habríais conocido la del Padre. Lo conocían, pero no como debían hacerlo. No fue sino hasta después, cuando vino el Espíritu, que fueron plenamente iluminados.

Por eso añade: Y desde ahora le conocéis, lo conocéis, es decir, espiritualmente. Y lo han visto, es decir, por Mí; es decir, quien lo había visto a Él, había visto al Padre. Lo vieron, sin embargo, no en Su sustancia pura, sino vestido de carne.

BED. ¿Cómo puede decir nuestro Señor: Si me hubierais conocido, también habríais conocido a mi Padre; cuando acaba de decir: ¿Adónde voy y sabéis el camino? Debemos suponer que algunos de ellos lo sabían y otros no: entre estos últimos, Tomás.

HILARIO. O así: cuando se dice que el Hijo es el camino al Padre, ¿se quiere decir que lo es por su enseñanza, o por su naturaleza? Podremos ver por lo que sigue: Si me hubierais conocido, también habríais conocido a mi Padre.

En Su encarnación afirmando Su Divinidad, mantuvo un cierto orden de la vista y del conocimiento: separando el tiempo de ver del de conocer. Porque de Aquel de quien dijo que se debe conocer, habla como ya visto: para que en lo sucesivo, a partir de esta revelación, tuvieran conocimiento de la naturaleza divina que habían visto todo el tiempo en él.

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