Ver. 13. Y le traían niños para que los tocara; y sus discípulos reprendían a los que los traían. 14. Pero cuando Jesús lo vio, se disgustó mucho, y les dijo: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios". [pags. 198] 15. De cierto os digo: "Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él". 16. Y los tomó en sus brazos, puso sus manos sobre ellos y los bendijo.

Teofilacto: La maldad de los fariseos al tentar a Cristo, se ha relatado anteriormente, y ahora se muestra la gran fe de la multitud, que creía que Cristo confería una bendición a los niños que le traían, por la mera imposición de Su manos. Por lo cual se dice: "Y le trajeron niños pequeños, para que los tocara".

Cris.: Pero los discípulos, por respeto a la dignidad de Cristo, prohibían a los que los traían. Y esto es lo que se añade: "Y sus discípulos reprendieron a los que los traían". Pero nuestro Salvador, para enseñar a sus discípulos a ser modestos en sus ideas y a pisotear el orgullo mundano, lleva a los niños a Él y les asigna el reino de Dios. Por lo cual continúa: "Y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis".

Origen, en Mat., XV, 7: Si alguno de los que profesan tener el oficio de magisterio en la Iglesia viere a una persona que les trae algunos de los insensatos de este mundo, y de baja cuna y débiles, que por este razón son llamados niños e infantes, que no prohíba al hombre que ofrezca uno así al Salvador, como si obrara sin juicio. Después de esto exhorta a los discípulos suyos que ya han alcanzado la plenitud de la estatura, a que condesciendan a ser útiles a los niños, para que lleguen a ser a los niños como niños, a fin de ganar hijos [ 1 Corintios 9:22 ]; porque él mismo, siendo en forma de Dios, se humilló a sí mismo y se hizo niño. Una a la que añade: "Porque de los tales es el reino de los cielos".

Cris.: En verdad, la mente de un niño está pura de todas las pasiones, por lo cual debemos, por libre elección, hacer aquellas obras que los niños odian por naturaleza.

Teofilacto: Por lo cual no dice "porque de" estos, sino "de los tales es el reino de Dios", es decir, de personas que tienen tanto en su intención como en su obra la inocuidad y la sencillez que los niños tienen por naturaleza. Porque un niño no odia, no hace nada con malas intenciones, ni aunque sea golpeado deja a su madre; y aunque ella lo viste con ropas viles, las prefiere a las ropas reales; asimismo el que vive según los buenos caminos de su madre la Iglesia, nada honra delante de ella, ni aun el placer, que es la reina de muchos; por lo cual también el Señor añade: "De cierto os digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él".

Bede: Es decir, si no tenéis la inocencia y la pureza de mente como la de los niños, no podéis entrar en el reino de los cielos. O bien, estamos ordenados a recibir el reino de Dios, es decir, la doctrina del Evangelio, como un niño pequeño, porque como un niño, cuando se le enseña, no contradice a sus maestros, ni junta razonamientos y palabras en contra. ellos, sino que recibe con fe lo que ellos enseñan, y los obedece con temor, así también nosotros debemos recibir la palabra del Señor con simple obediencia, y sin ninguna contradicción. Continúa: "Y los tomó en sus brazos, puso sus manos sobre ellos y los bendijo".

Pseudo-Chrys., Vict. Hormiga, e Gato. en Marc.: Bien los toma en Sus brazos para bendecirlos, por así decirlo, levantándolos en Su propio seno, y reconciliándose con Su creación, que en el principio cayó de Él, y fue separada de Él. Nuevamente, Él pone Sus manos sobre los niños, para enseñarnos el funcionamiento de su divino poder; y en verdad, pone sus manos sobre ellos, como otros suelen hacer, aunque su operación no es como la de otros, porque siendo Dios, se mantuvo en formas humanas de actuar, como siendo muy hombre.

Bede: Habiendo abrazado a los niños, también los bendijo, lo que implica que los humildes de espíritu son dignos de su bendición, gracia y amor.

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