Ver24. Y oyéndolo los diez, se enojaron contra los dos hermanos. 25. Pero Jesús, llamándolos, dijo: Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas autoridad. 26. Pero no será así entre vosotros, sino el que quiera. sea ​​grande entre vosotros, sea vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, sea vuestro servidor, 28 como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos".

Cris.: Mientras el juicio de Cristo sobre esta petición estuvo en suspenso, los otros discípulos no se indignaron; pero cuando le oyeron reprenderlos, se entristecieron; de donde se dice: "Y cuando los diez lo oyeron, se indignaron contra los dos hermanos".

Jerónimo: No se la atribuyen al atrevimiento de la madre que hizo el pedido, sino a sus hijos, que desconociendo su medida, se encendieron en tan desmedidos deseos.

Cris.: Porque cuando el Señor los reprendió, entonces comprendieron que esta petición era de los discípulos. Porque aunque se entristecieron en sus corazones al verlos tan especialmente honrados en la transfiguración, no se atrevieron a expresarse así, por respeto a su maestro.

Pseudo-Chrys.: Pero como los dos habían pedido carnalmente, ahora los diez están afligidos carnalmente. Porque así como pretender estar por encima de todos es censurable, así tener a otro por encima de nosotros es mortificante para nuestra vanidad.

Jerónimo: Pero el Maestro manso y humilde ni acusa a los dos de ambición, ni reprende a los diez por su ira y celos; pero, "Jesús los llamó a él".

Cris.: Llamándolos así hacia Él y hablándoles cara a cara, los tranquiliza en su turbación; porque los dos habían estado hablando con el Señor aparte por sí mismos. Pero no ahora como antes lo hace dando a luz un hijo, sino que les prueba razonando de contrarios; "Sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos".

Orígenes: Es decir, no se contentan con gobernar a sus súbditos, son severos y opresores. Mas entre vosotros que sois Míos estas cosas no serán así; porque así como todas las cosas carnales se hacen por compulsión, pero las cosas espirituales por libre albedrío, así aquellos gobernantes que son espirituales deben basar su poder en el amor de sus súbditos, no en sus temores.

Cris.: Muestra aquí que es de los gentiles desear la preeminencia; y por esta comparación de los gentiles Él calma sus almas atribuladas.

Pseudo-Chrys.: En verdad, desear una buena obra es bueno, porque está dentro de nuestra voluntad, y nuestra es la recompensa; pero desear la primacía del honor es vanidad. Porque cuando alcanzamos esto, somos juzgados por Dios, porque no sabemos si en nuestra precedencia de honor merecemos la recompensa de la justicia. Porque ni aun un Apóstol tendrá alabanza con Dios, por ser Apóstol, sino si ha cumplido bien los deberes de su Apostolado; ni un Apóstol fue puesto en honor como Apóstol, por ningún mérito anterior suyo; pero fue juzgado apto para ese ministerio, a causa de la disposición de su mente.

Porque el lugar alto corteja al que huye de él, y evita al que lo corteja. Una vida mejor, entonces, y no un grado más digno, debe ser nuestro objeto. El Señor, por tanto, queriendo reprimir la ambición de los dos hijos de Zebedeo y la indignación de los demás, señala esta distinción entre los principales hombres del mundo y los de la Iglesia, mostrando que el primado en Cristo no es ni para ser buscado por el que no lo tiene, ni envidiado por el que lo tiene.

Porque los hombres se hacen amos en este mundo para que puedan ejercer dominio sobre sus inferiores, y reducirlos a la esclavitud, y robarlos, y emplearlos hasta la muerte para su propia ganancia y gloria.

Pero los hombres llegan a ser gobernantes en la Iglesia, para que puedan servir a los que están bajo ellos, y ministrarles todo lo que han recibido de Cristo, para que pospongan su propia conveniencia, y se preocupen por la de los demás, y no se nieguen a morir por ellos. el bien de los que están debajo de ellos. Por lo tanto, buscar un mandato en la Iglesia no es ni justo ni provechoso. Ningún hombre prudente se someterá voluntariamente a la esclavitud, ni estará en tal peligro que tenga que dar cuenta de toda la Iglesia; a menos que sea uno que no teme el juicio de Dios, que abusa de su primacía eclesiástica con un fin secular, para que Él la convierta en una primacía secular.

Jerónimo: Por último, les pone su propio ejemplo, para que, si pesan poco sus palabras, sus obras los avergüencen, por lo que añade: "Como tampoco el Hijo del hombre viene para ser servido, sino para servir".

Orígenes: Porque aunque los ángeles y Marta le servían, no vino para ser servido, sino para servir; [marg. nota: Mateo 4:11 ; Juan 12:2 ] sí, tan extendido fue su ministerio, que cumplió hasta lo que sigue: "Y para dar su vida en rescate por muchos", es decir, los que creyeron en él; y lo dio, es decir, a la muerte.

Pero como Él era el único libre entre los muertos, y más poderoso que el poder de la muerte, libró de la muerte a todos los que estaban dispuestos a seguirlo. Los jefes de la Iglesia deben, por tanto, imitar a Cristo en ser afable, adaptándose a las mujeres, poniendo sus manos sobre los niños y lavando los pies a sus discípulos, para que ellos también hagan lo mismo con sus hermanos.

Pero somos tales, que parecemos ir más allá del orgullo aun de los grandes de este mundo; en cuanto al mandato de Cristo, o no entendiéndolo, o desmintiéndolo. Como príncipes buscamos huestes que vayan delante de nosotros, nos hacemos terribles y de difícil acceso, especialmente a los pobres, sin acercarnos a ellos, ni tolerar que ellos se acerquen a nosotros.

Cris.: Por mucho que te humilles, no puedes descender tanto como lo hizo tu Señor.

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