Verso 11. A él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Otra doxología. A él, es decir, a Dios, se atribuye la gloria y el dominio para siempre, pues nadie más en el universo tiene derecho a mandar, por lo que, reconociendo el supremo derecho de Dios, solemnemente decimos Amén.

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Antiguo Testamento