El sueño de un trabajador es dulce . Probablemente, como se sugiere en la "Biografía ideal" de la Introducción , cap. iii., ver en esta reflexión la reminiscencia de un estado con el que el escritor había estado familiarizado una vez, y después del cual, ahora que había pasado, añoraba con pesar. De nuevo nos ponemos sobre la pista de las máximas de los maestros epicúreos. Entonces Horacio;

"Somnus agrestium

Lenis virorum non humiles domos

fastidit umbrosamque ripam,

Non Zephyris agitata Tempe.

"El dulce sueño no desprecia

El pobre y humilde catre del labrador,

ni tampoco la orilla con sombra protectora,

Ni Tempe con su claro ventoso".

Od . iii. 1. 21 24.

Véase el pasaje de Virgilio, Georg . iv., ya citado en la nota del cap. Eclesiastés 2:24 , y

"No le da al arbusto de espino un tono más dulce

A los pastores que miran a sus tontas ovejas,

que un rico dosel bordado

¿A los reyes que temen la traición de sus súbditos?

Oh, sí, lo hace; mil veces lo hace.

Y para terminar, la cuajada casera del pastor,

Su bebida fría y delgada de su botella de cuero,

Su sueño habitual bajo la sombra de un árbol fresco,

Todo lo cual seguro y dulcemente disfruta,

está mucho más allá de las delicadezas de un príncipe,

sus viandas chispeantes en una copa de oro,

Su cuerpo recostado en una cama curiosa,

Cuando el cuidado, la desconfianza y la traición le esperan".

Shakespeare, Enrique VI . acto ii. Carolina del Sur. 5.

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