El sumo sacerdote debe quemar incienso sobre el altar dos veces al día, por la mañana cuando se quitan las lámparas del candelabro para arreglarlas, y por la noche cuando se vuelven a colocar y se encienden. Se debe hacer expiación por él una vez al año mediante la aplicación de la sangre de la ofrenda por el pecado ( Levítico 16:15-19 ) a sus cuernos.

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