Cuarta estrofa. La mayoría de los críticos consideran que en este punto el escenario cambia de Samaria a Jerusalén; (1) porque la condición interna de Efraín ya ha sido descrita en las últimas etapas de disolución y (2) porque los abusos aquí denunciados son una constante en las profecías de Isaías contra Judá. En ausencia de indicaciones positivas, estas razones difícilmente son suficientes para justificar una transición tan abrupta. Sería más plausible sostener con Giesebrecht y otros que la estrofa tenía su lugar originalmente entre los "ayes" del cap. 5; pero esto también parece innecesario.

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