el temerario , es decir, la persona apresurada, desconsiderada, que constantemente suelta opiniones groseras y mal juzgadas. Los tartamudos , por el contrario, son aquellos que, incluso cuando sus pensamientos son correctos, carecen del don de la expresión clara. A la primera clase se le promete "comprensión", a la segunda el poder de hablar con prontitud y "claridad" (lit. lucidez ). El buen juicio y el habla fluida se combinan para formar un buen orador popular.

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