La ofrenda por el pecado para el gobernante, un macho cabrío

En este caso, la sangre no se introduce en la tienda de reunión, sino que se pone sobre los cuernos del altar del holocausto y se derrama al pie del altar. La grasa y las vísceras se quitan y se queman en el altar como en los dos casos anteriores. Un sacerdote ordinario oficia.

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