6. La escena era demasiado espantosa para lamentaciones o para servicios fúnebres innecesarios. Como cuando Nadab y Abiú cayeron muertos a la puerta del tabernáculo con fuego extraño en sus incensarios, no hubo llanto ni demora. Todos fueron golpeados por el horror, al ver la maldición de Dios caer sobre el miserable. (6) " Y los jóvenes se levantaron, le dieron cuerda, lo sacaron y lo enterraron " .

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