Los cuatro ángeles fueron liberados. La guerra está en el decreto de Dios (aunque sea Satanás quien realmente la traiga); y se fijan la hora, el día, el mes y el año. A estos ángeles se les permite matar a un tercio de toda la humanidad: horrible, pero limitado. Juan ve en la visión los ejércitos en el campo de batalla. Hay tantas tropas que no puede contarlas, pero le dicen que son 200 millones (un número simbólico); y estas tropas montadas y caballos tienen un solo propósito: ¡destruir! En la visión, las tropas montadas y los caballos trabajan juntos tan bien que los colores de las corazas y el fuego, el humo y el azufre que salen de las bocas de los caballos coinciden.

Fuego, símbolo de destrucción. Zafiro, símbolo del sufrimiento. Azufre, símbolo de la tortura. Estos simbolizan las máquinas destructivas de guerra, las bombas, etc., los productos químicos deshojantes, el gas venenoso, etc., todas las cosas que el hombre usa para matarse unos a otros en la batalla.

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