La gloria de Jehová visita el templo. Toma Su lugar del lado que miraba hacia la ciudad, y, después de haber mostrado al profeta los atroces pecados cometidos allí, da la orden de ejecutar la merecida venganza, pero perdonando al remanente que se lamentaba por todas estas abominaciones. Lo que declara moralmente el estado del corazón de los impíos, y lo que les hizo dar rienda suelta a su iniquidad, es que la ausencia de la intervención de Jehová a causa de sus pecados, había actuado de tal manera sobre su creencia que les hizo decir: " Jehová ha desamparado la tierra y Jehová no ve”. Esto fue obstinación de corazón.

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