Salmo 104 , que celebra a Jehová como Creador, requiere muy pocos comentarios. Se notará que está ocupado casi por completo con la tierra. Está revestido de la gloria de los cielos, que se describe en lenguaje hermosísimo; pero la tierra es el sujeto. Se considera que existe como la morada de los hombres, tal como es, pero todo dependía de la voluntad soberana de Jehová.

No es la tierra la que se celebra, sino Jehová, el Creador de ella. No es el paraíso, sino esta tierra, tal como la vemos en la mano del hombre. Pero el salmo mira a los pecadores siendo consumidos por él, y los malvados ya no son más. Esto le da al salmo, evidentemente, un carácter peculiar, y lo conecta con la introducción del primogénito en el mundo.

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