30. Pero si algo se revela a otro. Aquí hay otra ventaja: que siempre que haya ocasión, el camino también estará abierto para ellos. (866) Por lo tanto, ya no tienen ocasión de quejarse, de que el Espíritu está atado o de que su boca está cerrada. Para todos, la oportunidad y la libertad les permitieron hablar, cuando hay una ocasión para ello, siempre que nadie interfiera de manera indebida, teniendo en cuenta que se complace a sí mismo, en lugar de servir a algún propósito útil. Ahora él requiere esta modestia de parte de todos: que cada uno en su lugar dará paso a otro que tenga algo mejor que presentar. (867) Porque esto es solo la verdadera libertad del Espíritu, no es que a todos se les permita decir precipitadamente lo que quieran, sino que todo, desde el de lo más alto a lo más bajo, voluntariamente se permiten estar bajo control, y que el único Espíritu sea escuchado, por cualquier boca que hable. En cuanto a la certeza de la revelación, la veremos antes.

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