11 Exhortar. Es la misma palabra que teníamos al final del capítulo anterior, y que brindamos consuelo, porque el contexto lo requería, y lo mismo no encajaría mal con este pasaje también. Porque lo que ha tratado anteriormente proporciona materia de ambos, tanto de consuelo como de exhortación. Él les ordena, por lo tanto, comunicarse entre sí lo que les ha sido dado por el Señor. Añade que pueden edificarse unos a otros, es decir, pueden confirmarse mutuamente en esa doctrina. Sin embargo, para que no parezca que los reprendió por descuido, dice al mismo tiempo que ellos, por su propia voluntad, hicieron lo que él ordena. Pero, como somos lentos a lo que es bueno, aquellos que son los más favorables de todos, siempre deben, sin embargo, ser estimulados.

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