31. Y eso, el desierto donde has visto. Aquí se conmemora el curso constante de la gracia de Dios; de donde podrían inferir con seguridad, que Él, que los había perseguido con tantos beneficios, seguiría siendo el mismo en este acto de coronación. Él, por lo tanto, usa la imagen del porte, porque el camino no habría sido de ninguna manera pasable a menos que Dios los hubiera llevado, por así decirlo, sobre Sus hombros, tal como un padre solía llevar a su bebé. Así, por un lado, se exalta la increíble bondad de Dios, que se había dignado hasta ahora para condescender y tomar al pueblo en Sus brazos; y, por otro lado, a la gente se le recuerda su propia enfermedad, ya que, a menos que el poder de Dios lo confirme, apenas habrían sido competentes para avanzar un paso. En otro lugar, conservando una parte de esta similitud, Moisés compara a Dios con un águila, (56) que lleva a sus crías sobre sus alas y les enseña a volar. Y seguramente, a menos que (los israelitas) hubieran sido elevados por medios sobrenaturales, nunca habrían sido iguales a la centésima parte de las dificultades que encontraron.

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