21. No te plantarás. Es claro desde el final de este versículo que es parte del Segundo Mandamiento. Sabemos (300) que entre las naciones paganas los bosques eran sagrados, de modo que con ellos ningún objeto religioso recibiría la debida reverencia, excepto bajo la sombra de los árboles. Por lo tanto, para que la conformidad con esta costumbre general no viciara la adoración pura de Dios, se hizo esta distinción; y esta es, entonces, la intención de la prohibición: que los judíos vuelen de todos los ritos extraños, no sea que al acercarse demasiado a los gentiles, introduzcan una mezcla pecaminosa. Pero cuán necesaria fue esta prohibición, se desprende de su ansiosa imitación (de los paganos), de la cual se hace mención constantemente en la historia sagrada. Porque apenas hubo un período en el que se abstuvieron de "lugares altos". Tampoco es sin razón que Isaías y Jeremías los reprendan por "jugar a la ramera debajo de cada árbol verde". (Isaías 57:5; Jeremias 2:20.)

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