46. Y sabrán que yo soy el Señor. En estas palabras, Dios significa que no solo ha sido el libertador de su pueblo en una ocasión, sino con el objeto de presidir su bienestar y de demostrar prácticamente que mora entre ellos. Además, designó al santuario como el símbolo de su presencia y, por así decirlo, su promesa; de donde procedería la regla de la piedad, y ser buscado por sus adoradores.

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