24. Aseguraos de no caer en discusiones en el camino. Algunos explican el pasaje como significando que José les pide a sus hermanos que mantengan una mente tranquila y no se perturben con temores innecesarios; sin embargo, más bien los exhorta a mantener la paz mutua. Pues, dado que la palabra רגז (ragaz) a veces significa temblar o tener miedo, y a veces, causar tumulto, este último sentido es más apropiado. Sabemos que los hijos de Dios no solo se calman fácilmente si alguien los ha ofendido, sino que también desean que otros vivan en concordia. José se había reconciliado con sus hermanos, pero al mismo tiempo los exhorta a no provocar ninguna contienda entre ellos. Existía el temor de que cada uno, al intentar disculparse, tratara de culpar a los demás, y así surgiría la discordia. Debemos imitar esta amabilidad de José para prevenir, en la medida de lo posible, las riñas y las contiendas verbales; pues Cristo exige de sus discípulos no solo que sean amantes de la paz, sino también que sean pacificadores. Por lo tanto, es nuestro deber eliminar a tiempo toda materia y ocasión de discordia. Además, debemos saber que lo que José enseñó a sus hermanos es el mandamiento del Espíritu de Dios para todos nosotros; es decir, que no debemos enojarnos los unos con los otros. Y como generalmente sucede que, en faltas comunes a diferentes partes, uno acusa maliciosamente a otro; cada uno de nosotros debe aprender a reconocer y confesar su propia falta, para que las discusiones no terminen en combates.

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