13. Pongo mi arco en la nube." A partir de estas palabras, algunos eminentes teólogos han llegado a negar que hubiera un arco iris antes del diluvio; lo cual es incierto. Pues las palabras de Moisés no significan que se formara un arco que no existía previamente, sino que se le grabó una marca, que sería una señal del favor divino hacia los hombres. Para que esto quede más claramente demostrado, es bueno recordar lo que hemos dicho en otro lugar, que algunos signos son naturales y otros sobrenaturales. Y aunque hay muchos ejemplos de esta segunda clase de signos en las Escrituras, son peculiares y no pertenecen al uso común y perpetuo de la Iglesia. Porque, como al Señor le complace emplear elementos terrenales como vehículos para elevar las mentes de los hombres hacia lo alto, pienso que el arco celestial que existía naturalmente anteriormente se consagra aquí como un signo y una promesa; y así se le asigna un nuevo propósito, aunque, por la naturaleza misma de la cosa, podría ser más bien un signo de lo contrario, ya que amenaza con lluvias continuas. Por lo tanto, este debería ser el significado de las palabras: 'Cada vez que la lluvia los alarme, miren el arco iris. Pues aunque pueda parecer que provoca que la lluvia inunde la tierra, les será, no obstante, una garantía de que la sequedad volverá, y así será como deben mantenerse con mayor confianza que bajo un cielo despejado y sereno.' Por lo tanto, no nos corresponde discutir con los filósofos respecto al arco iris; porque aunque sus colores sean el resultado de causas naturales, actúan de manera profana aquellos que intentan privar a Dios del derecho y la autoridad que tiene sobre sus criaturas.

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