23. Y Pedro también, siendo vencido por la autoridad de Dios, no delibera más, sino que aloja a los hombres para que pueda ir con ellos inmediatamente. Entonces debemos someternos mansamente a Dios; y no queda nada después de eso, sabemos su voluntad, sino que corremos rápidamente a donde él nos llama. No hay dificultad en el resto.

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